Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Mensaje del senador Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, durante la Reunión de Embajadores y Cónsules de México en el Exterior 2020, celebrada en las instalaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

 


Muchas gracias.

 

Buenas tardes a todos y a todas, embajadores, embajadoras, cónsules; personal de la Cancillería y de otras instancias de la Administración Pública federal.

 

Agradezco al Canciller la invitación para conversar con ustedes y también saludo con respeto al licenciado Lázaro Cárdenas, Coordinador de Asesores de la Presidencia de la República.

 

También a mis compañeros y compañeras legisladoras, primero la Presidenta, que es nuestra máxima autoridad en el Senado de la República, Mónica Fernández; a Héctor Vasconcelos, a Beatriz Paredes, a Gabi Benavides.

 

A todos y todas quiero desearles un venturoso año 2020, en lo personal, en lo familiar y en sus importantes tareas como representantes de México en el extranjero.

 

En estos últimos días ustedes han escuchado, de parte de los funcionarios y las funcionarias de alto nivel del Ejecutivo Federal, lo realizado el año pasado, así como el contenido de la agenda que está por venir en el año que inicia.

 

Han conocido lo que la administración actual ha logrado en los diferentes ámbitos de su quehacer, en la gobernabilidad, en la seguridad, en la energía, en la política, en la propia hacienda pública y fiscal, en el combate a la corrupción, el turismo, y otros ámbitos.

 

En su mensaje de apertura, el canciller Marcelo Ebrard les habló de los alcances, objetivos del 2019, en las regiones específicas del mundo en donde México tiene presencia o quiere hacer sentir su influencia a través de su política exterior.

 

Hoy yo quiero hablarles desde la perspectiva del Senado de la República que, como ustedes saben, es depositario, por mandato constitucional, de facultades exclusivas en materia de política internacional.

 

Desde la Constitución de 1824, en su artículo 110, se incluyó dentro de las facultades del Presidente de la República nombrar a los enviados diplomáticos y cónsules, con la aprobación del Senado.

 

Así, desde el nacimiento de la República, se preveía la colaboración entre poderes para dar mayor sustento a la representación de México ante el mundo. De acuerdo con esta definición, la presente LXIV Legislatura del Senado Mexicano ha ratificado el nombramiento de 43 embajadoras y embajadores, así como 7 cónsules.

 

Un hecho destacable es que, en un Senado plural, como el que constituimos, la casi totalidad de estos nombramientos, más bien todos, han sido aprobados por unanimidad, por unanimidad.

 

Además, se alcanzó una cifra sin precedente de 115 nombramientos de funcionarias y funcionarios de carrera del Servicio Exterior Mexicano como titulares de representaciones de México en el exterior.

 

Así, en diciembre de 2007 se tenía un 64 por ciento de titulares de carrera del Servicio Exterior Mexicano y, en diciembre de 2013, un 64 o 67 en el mejor de los casos.

 

Hoy, el 74 por ciento del total de las embajadas, misiones, consulados y oficinas de México en el extranjero están a cargo de funcionarios y funcionarias de carrera del Servicio Exterior Mexicano.

 

En el diálogo fluido que ha caracterizado la relación entre el Senado de la República y la Cancillería Mexicana hemos ratificado 17 convenios, tratados y protocolos internacionales.

 

Mención especial merece la decisión de las fuerzas políticas del país representadas en nuestro cuerpo colegiado, de acompañar los esfuerzos del Gobierno de la República en las negociaciones del T-MEC, para que la aprobación del Senado robusteciera la postura negociadora de la nación.

 

Nuestra actitud ha sido siempre fortalecer la posición soberana de México y acrecentar, con el acompañamiento del Poder Legislativo, la legitimidad para la defensa de los intereses de la patria, que deben ejercer los negociadores mexicanos ante otros países.

 

Igualmente, avanzamos en la agenda legislativa del Gobierno actual, con la que estamos sentando bases para cambios profundos que, al inicio del segundo año de la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, nos permiten decirle al mundo que México camina de manera firme y estable, bajo un liderazgo respetado y respetable.

 

El año pasado, en su intervención ante la Asamblea General de la ONU, en representación del Jefe del Estado Mexicano, el canciller Ebrard señaló que habíamos recobrado la confianza en nosotros mismos.

 

Yo anticipo que este año consolidaremos esa confianza y ejerceremos un sereno liderazgo regional, fundado en la consistencia institucional y en la perseverancia diplomática.

 

Estamos de acuerdo con el canciller y con el Presidente de la República cuando sostiene que la mejor política exterior es la política interior. Y en esa materia el Presidente, titular del Poder Ejecutivo Federal, y la secretaria de Gobernación, conducen la política interna por buen sendero, para regresarle a la ciudadanía la confianza en el Gobierno y en las instituciones democráticas.

 

Cada uno de estos logros se ha alcanzado mientras el mundo se encuentra en una vorágine de cambios y en un entorno en el que los múltiples y complejos retos, como las tensiones bélicas, los desencuentros económicos y los virajes políticos, complican el escenario internacional.

 

Ustedes saben mejor que nadie que esta complejidad internacional es una regla y no una excepción. Sin embargo, los retos que surgieron en el 2019 se desarrollaron en un contexto distinto al de otras épocas, por lo cual estamos en la cúspide de muchos cambios sistémicos.

 

Estos cambios son en realidad tanto para la democracia como también para la economía, pero también, además, para economías prósperas y no prósperas.

 

Es cierto también que estos cambios han ocasionado que la manera en la que se continúan operando los espacios de cooperación respondan a inercias que ya no están vigentes o que ya no son actuales.

 

Esta época que nos tocó vivir es de monumental reconfiguración y todos y todas seremos los arquitectos de una manera distinta de estar en el mundo para hacer frente a los enormes retos actuales y futuros.

 

México no se puede quedar atrás y por eso tomamos las riendas desde nuestras distintas trincheras. Sin lugar a dudas, en donde debemos empezar es en la propia casa.

 

Desde el Senado, además de continuar con el desahogo de la agenda legislativa para dar sustento jurídico a los cambios que impulsa el Ejecutivo Federal, buscamos ser parte activa en el diseño y la aplicación de una política exterior acorde con la visión y los objetivos del Gobierno de México, pero, sobre todo, con los intereses de nuestro pueblo y nuestra nación.

 

Es decir, queremos contribuir tanto a la construcción de una política exterior de Estado, una política exterior de Estado como el sostenimiento y la construcción de los pilares de esta administración: la justicia social, la honestidad, la democracia y la pluralidad.

 

Con estos objetivos como guía, queremos destacar que el año pasado, desde el Senado, aprobamos la Ley Federal del Trabajo y la ratificación de los convenios 98 y 189 de la OIT.

 

Con un amplísimo consenso, el Senado ratificó, primero, el T-MEC, y hace unos pocos días, su protocolo modificatorio. Desde aquí nuestro reconocimiento al equipo negociador mexicano, a quienes lo integraron en el gobierno anterior y a quienes lo conformaron desde el Gobierno actual, encabezados por el canciller Ebrard, el subsecretario Seade, el sector privado, nuestro personal diplomático en Washington y saludo especialmente a la embajadora Martha Bárcena.

 

También, los cambios a la ley laboral y la aprobación del T-MEC van de la mano con el objetivo de cambiar la manera como concebimos nuestro papel a nivel mundial, y también como concebimos nuestro papel a nivel mundial y también cómo pensamos en nuestros trabajadores y trabajadoras.

 

Los aumentos al salario mínimo y las nuevas reglas sindicales buscan generar nuevas relaciones justas y con mayor transparencia entre los trabajadores y las trabajadoras y quienes les dan empleo.

 

También aprobamos, por unanimidad, la reforma constitucional y las leyes reglamentarias que dan soporte a la Guardia Nacional y seguridad jurídica a la intervención de nuestras Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, en una reforma trascendental para lograr la pacificación de México.

 

Aprobamos también la Ley de Austeridad Republicana, que fue diseñada para terminar con el dispendio y el derroche, e impulsar la ética de la racionalidad y la disciplina del servicio público.

 

En materia de democracia y pluralidad, el Senado impulsó y aprobó la reforma constitucional para dar vigencia efectiva a la paridad de género, revocación de mandato y consulta popular. Esta Legislatura es la primera legislatura paritaria de hombres y mujeres.

 

Con el consejo y la ayuda de ustedes tenemos que pensar cómo vamos a proceder en el Servicio Exterior y en el Servicio Civil de Carrera, para que la paridad de género sea regla en los nombramientos de personal diplomático.

 

De las 145 representaciones de México en el exterior, que actualmente ostentan una persona titular designada, 39 de 145, repito, 39 son dirigidas por mujeres; representa apenas el 27 por ciento. Aquí en estas mesas se nota con mucha claridad.

 

Mientras que 106, es decir, el 73 por ciento están representadas por hombres.

 

Estoy convencido de que el siglo XXI les pertenece a las mujeres; en el Congreso estamos contribuyendo para que así sea.

 

En cuanto a la relación del Congreso con el exterior, les comparto que hemos participado en foros multilaterales alrededor del mundo; no con las grandes comitivas de antes, sino en grupos más pequeños, plurales y dispuestos a trabajar.

 

Por cierto, muchas gracias a los embajadores y embajadoras y cónsules que reciben en tareas diplomáticas a nuestros senadores y senadoras; aunque también a veces los reciben para efectos de turismo, pero allá ustedes.

 

Tampoco hemos flaqueado en nuestro apoyo al multilateralismo y a la concertación del diálogo, por lo cual hemos mantenido nuestras puertas abiertas a socios que deseamos potenciar, y hemos hecho del Senado un foro para el debate de ideas, recibiendo a personalidades de distintas ideologías para que nos presenten y para que nos expliquen a detalle su posición política, económica o ideológica.

 

Estimadas embajadoras, embajadores, cónsules de México:

 

Este año continuarán las reformas.

 

Entre las prioridades legislativas están: La regulación de la subcontratación laboral, para poner alto al abuso contra un importante segmento de trabajadores y trabajadoras, las llamadas outsourcing; la eliminación del fuero para servidores públicas de alto nivel; la reforma al sistema de procuración e impartición de justicia.

 

La semana próxima tendremos las primeras presentaciones de iniciativas con la Fiscalía General y con la Consejería Jurídica. Habrá un nuevo marco jurídico desde un nuevo Código Penal Nacional, un código de procedimientos, un código y una ley de justicia cívica, modificaciones a la Ley de la Fiscalía; la de menores de edad, consejos tutelares.

 

Tendremos, cuando menos, seis iniciativas en materia de procuración de justicia; y la despenalización del consumo lúdico de marihuana o cannabis.

 

Se trata de reformas, entre otras, que contribuirán a la consolidación de un marco legal que nos permita atender los problemas que aún nos aquejan.

 

Al igual que con las reformas realizadas en 2018 y 2019, el Senado habrá de contribuir a la reparación del tejido social, para lo cual, nuestro hilo conductor será la justicia social.

 

La política exterior de México es una política de Estado, y en la corresponsabilidad del Senado mexicano, las fuerzas políticas ahí representadas valoramos que la actuación del Poder Ejecutivo se sujete a los principios establecidos en la fracción décima del artículo 89 de nuestra Carta Magna.

 

La experiencia ha enseñado que ceñirse a los principios es el mejor escudo y el más potente ariete para la defensa de los intereses de México en el exterior.

 

Comprendemos que el siglo XXI es una era de cambios y que han surgido nuevos temas en el escenario internacional, que es preciso atender; para ello, apegarse a los principios marcará el rumbo que debemos seguir.

 

Amigo canciller; señoras y señores embajadores; integrantes del equipo de funcionarios y funcionarias de la Secretaría de Relaciones Exteriores; compañeras y compañeros:

 

El mundo vive momentos de incertidumbre. En México, nos pronunciamos por la paz y la búsqueda de soluciones negociadas a todo conflicto.

 

Los senadores y las senadoras de la República, alzaremos la voz cuantas veces sea necesario, para respaldar la posición pacifista de México.

 

Sí, en algunas partes suenan tambores de guerra, pero la serenidad y la prudencia deben de ser características que nos acompañen siempre.

 

También lo haremos con la mayoría d ellos legisladores para defender los derechos humanos de compatriotas y migrantes, cualquiera que sea la latitud donde se encuentren.

 

Por eso, saludamos la tarea que realiza la Red Consular Mexicana, y enfatizamos la demanda de fortalecer a nuestros consulados y dotarlos de mayores recursos.

 

La austeridad es buena, pero no implica tampoco dejar de hacer nuestra función.

 

La austeridad debe de atenderse a las regiones de la representación del mundo; no es lo mismo el trato parejo para todos, cada uno tendrá que tener su propio tratamiento.

 

Preciso atender que es necesario que continuemos en esta relación de armonía.

 

Les he definido la agenda del 2019, que hemos concretado; les he definido parte de la agenda que tendremos 2020, pero falta por comentarles la agenda del futuro, que en lo personal ya nos alcanzó y me preocupa.

 

Afianzar el futuro de los mercados laborales, dado el creciente uso de la inteligencia artificial; adaptación a la economía disruptiva o circular; combatir el cambio climático y preparar la transición energética; abordar el reto del componente transnacional del crimen organizado; contrarrestar la escasez de agua.

 

Solventar la ineludible crisis de pensiones en nuestro país; llevar a buen puerto una nueva reforma fiscal; lograr una correcta administración de la deuda pública; alcanzar los objetivos de la Agenda 2030; profundizar la reforma al sistema de justicia; restaurar, cerciorar y conservar por encima de todo el Estado de derecho; garantizar el futuro de la democracia.

 

Concluyo con dos sugerencias: la primera, a que sigamos actuando juntos.

 

He sido parlamentario durante varias legislaturas; de las demás no me acuerdo, pero llevo ocho, tres veces senador, tres veces diputado federal. Recuerdo que algún día le expresé a un canciller mexicano, y a una canciller que ya no vive lamentablemente, que en el Senado debería siempre la Cancillería ver al Senado como aliado, porque recuerdo que en una visita a Washington en donde estuve participando, uno de los secretarios o el Secretario de Estado, cuando le planteamos un asunto, dijo: No, eso es imposible, no lo aprobará el Senado.

 

Y yo tenía ese sueño de decir: Ojalá y algún día el Senado mexicano diga: por conducto de su canciller no, eso no se puede.

 

Y, en efecto, su anécdota que cuenta la reitero. Si no hubiese sido así, y aquí están varios partidos que nos acompañaban, Beatriz Paredes, seríamos ya el tercer país seguro, pero dijimos no, y creo que eso fue una situación, es simplemente recobrar la dignidad del Senado.

 

Yo sugerí en aquella ocasión: ojalá y que nosotros actuemos como en la Casa Blanca, hoy lo estamos haciendo.

 

Por eso reconozco la actitud del Canciller y su liderazgo.

 

La segunda última y respetuosa sugerencia, es que entre el Senado y la Cancillería nos propongamos de manera práctica, operativa, inmediata, diseñar y aprobar las reformas a la Ley del Servicio Exterior Mexicano, para fortalecer las condiciones de trabajo, los ingresos, prestaciones y derechos para el momento del retiro del personal diplomático.

 

Para tal propósito, amigos y amigas, saben que cuentan con nosotros.

 

Regresen con ánimo renovado a los países en los que, con dignidad, nos representan; conscientes de que, en su patria, en su país, se valora su responsabilidad y su trabajo.

 

Hace un año aquí encontraba mayor escepticismo y hasta hostilidad frente al inicio de un gobierno diferente.

 

Hoy veo mayor optimismo, profesionalismo, porque no les quitaron los seguros, porque no les disminuyeron; sí hay un poco de austeridad, pero lo vamos a resolver, pero ustedes van a seguir trabajando con todos los instrumentos que tiene el país.

 

Nos sentimos orgullosos de ustedes, como representantes de nuestro país en el exterior.

 

 

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