Versión estenográfica de la presentación de Víctor Manuel Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, durante su comparecencia ante la Comisión de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural del Senado de la República, en el marco de la Glosa del Segundo Informe de Gobierno.
Muchas gracias y muy buenas tardes tengan todos ustedes.
Con su venia, señor Presidente de la Comisión, senador José Narro.
Gracias a la Comisión de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural, por darme la oportunidad de comparecer ante las senadoras y los senadores que la integran.
Acudo a continuar el diálogo a lo largo de estos dos años, que hemos sostenido, atento a sus dudas, respetuoso de sus críticas y de sus cuestionamientos.
Los detalles de lo que aquí expondré, los tienen ustedes en los informes de Gobierno y en el resumen que me permití remitirles la semana pasada.
La transformación social y económica que el Presidente López Obrador propuso a la sociedad y que su Gobierno encabeza, incluye dos objetivos estratégicos para el sector agropecuario y pesquero de México.
Por un lado, respetar y rescatar al campo de la condición de abandono en el que se encuentra; lo que significó pobreza y marginación para la mayoría de los habitantes de los territorios rurales. Y, por otro lado, fortalecer la soberanía nacional, alcanzando la autosuficiencia en los alimentos básicos. Condición necesaria para lograr la seguridad alimentaria, puesta en riesgo por la alta dependencia de las importaciones.
En este último año, hemos hecho progresos importantes en la inclusión de quienes más lo necesitan. También estamos avanzando en nuestro propósito de lograr autosuficiencia en maíz, trigo, frijol y arroz.
En esta comparecencia, no puedo omitir la mención a la terrible situación causada por la irrupción del Covid-19, a su gran costo en vidas, que todos lamentamos, y su impacto negativo en la economía del país.
Sin embargo, la visión social hacia el campo y el énfasis en la seguridad alimentaria, han sido fundamentalmente para enfrentar la pandemia. México ha logrado mantener la disponibilidad y la distribución de alimentos. No hubo desabasto generalizado y el flujo comercial de nuestras exportaciones aumentó, en tanto que las importaciones disminuyeron.
El campo no se ha detenido. Las cifras demuestran la resiliencia del sector agroalimentario; mientras que la economía cayó 9.8 por ciento, su comportamiento fue más positivo con un crecimiento del 2.7 por ciento.
Este año, se prevé la producción de granos básicos que se incrementa en 8 por ciento respecto de 2019 y se aproxime a los 34 millones de toneladas.
Nuestra balanza comercial agroalimentaria, se mantuvo favorable con un superávit que alcanzó los 8 mil 839 millones de dólares en enero a agosto, esto es un incremento del 31 por ciento en tasa anual.
Por su parte, la balanza agropecuaria y pesquera, en el mismo periodo, presentó un alza en las exportaciones y una reducción en las importaciones; lo que nos dio un saldo positivo de 4 mil 384 millones de dólares.
Esto, se ha hecho con el apoyo de todos los sectores productivos, incluyendo de manera muy relevante los más modernos y avanzados. Yo diría, que el comportamiento del sector agroalimentario en su conjunto, ha sido ejemplar y la sociedad debe reconocérselo.
Como mencioné, hemos dirigido la mayor parte de nuestros esfuerzos y nuestros recursos, a la entrega de apoyos directos y al acompañamiento técnico a productores de pequeña y de mediana escala.
El programa Producción para el Bienestar, en los primeros seis meses de este año, ejerció 9 mil 492.7 millones de pesos, monto que representa un 86.3 por ciento del presupuesto total del programa para 2020; y 21.4 por ciento más que lo erogado en el mismo periodo del 2019.
La mayoría de estos recursos corresponden a apoyos canalizados directamente a 1 millón 984 mil 41 productores, de los cuales, el 83.9 por ciento o sea, 1 millón 665 mil 124, son productores de pequeña escala, con predios de hasta 5 hectáreas de temporal y 0.2 hectáreas de riego.
Para el cultivo de granos básicos, se destinaron 7 mil 361.1 millones de pesos; a la producción de caña de azúcar se destinaron 900 millones y a las cosechas del café 816 millones de pesos.
El programa de distribución de fertilizantes a los productores rurales, de pequeña escala de Guerrero, ha coadyuvado al aumento de la producción del maíz, frijol y arroz en los 81 municipios de ese estado.
Este año, el presupuesto del programa es de mil 677 millones de pesos, a los cuales, se había ejercido 87.7 por ciento a finales del mes de septiembre.
Este programa se está consolidando como un ejemplo de lo que se puede lograr con recursos limitados, pero con mucha coordinación entre autoridades federales, estatales y locales, así como con el concurso de diferentes instituciones del sector. Considerando su impacto positivo, vamos a aplicarlo a los estados de Morelos, Tlaxcala y Puebla.
A través de la entidad Seguridad Alimentaria Mexicana, SEGALMEX, desarrollamos importantes programas en apoyo a la economía campesina y a la autosuficiencia alimentaria.
El Programa de Precios de Garantía a maíz, frijol, trigo, arroz y leche, que entre septiembre del 2019 y junio de 2020, tuvo una derrama económica de 7 mil 300 millones de pesos para 97 mil 778 beneficiarios, permitió que su ingreso se elevara en 33.5 por ciento respecto del precio medio rural de sus productos.
Estos agricultores cosecharon un millón 848 mil 177 toneladas de granos y produjeron 411.3 millones de litros de leche fluida.
De manera particular quiero señalar el apoyo a productores de frijol afectados por la sequía del 2019 con 11 mil 452 productores beneficiados en los meses de mayo y junio del año pasado.
Además, para el ejercicio 2020 hemos incorporado dos nuevos estímulos, uno ara productores de trigo cristalino en Baja California y Sonora, y otro para productores comerciales de maíz en Sinaloa, Sonora y Tamaulipas del ciclo otoño-invierno 2019.
Al resto del país se pagará con un incentivo que permita alcanzar 4 mil 150 pesos por tonelada para el ciclo primavera-verano 2020.
En la crisis del Covid han sido de mucha ayuda los programas de abasto que venían operando, en especial la canasta básica y su componente de abasto rural, que de enero a junio del 2020 desplazó mensualmente 85 mil toneladas de alimentos y otros productos, 25 mil más en igual periodo del año pasado.
En el primer semestre del año se atendieron a 5.5 millones de familias, equivalentes a cerca de 25 millones de personas en prácticamente en todo el país.
De septiembre de 2019 a junio del 2020, a través del Programa de Abasto Social de Leche, se distribuyeron 673 millones de litros de leche para apoyar a la población beneficiaria en 2 mil 131 municipios del país, mientras que en el Programa de Adquisición de Leche Nacional se compró leche fresca a poco más de 5 mil 500 productores nacionales, con una derrama económica del orden de los 4 mil 858 millones de pesos.
Hemos venido apoyando a los pescadores y acuicultores a través del Programa de Fomento a la actividad pesquera y acuícola y en pesca, se destinaron mil 337.7 de pesos para 190 mil beneficiarios, en 4 mil 301 unidades económicas pesqueras y acuícolas en 25 estados.
Es importante mencionar el acuerdo que regula las actividades pesqueras en el norte del Golfo de California, como un ejemplo de coordinación interinstitucional y que será clave para mejorar tanto la seguridad de las zonas como la pesca sustentable.
Además, esperamos complementarlo con la colaboración internacional que permita prevenir y combatir actividades ilícitas, así como evitar el embargo de nuestras exportaciones a los Estados Unidos.
En 2019 el Programa de Crédito Ganadero a la Palabra contribuyó al repoblamiento del ato pecuario. Durante ese año se entregaron 46 mil 623 vaquillas y 2 mil 785 sementales, los cuales fueron destinados a incrementar los inventarios ganaderos en 475 municipios de 14 estados del país, con lo que se benefició a 13 mil 285 pequeños y medianos ganaderos de esas entidades federativas, a quienes se les otorgó también asistencia técnica.
Para este año y debido a problemas de operación, el recurso asignado para el programa se reoriento a fin de atender otras prioridades. Por ahora está suspendido y buscaremos la forma de reactivarlo y también de fortalecerlo.
Para beneficiar a quienes sufren en mayor medida la desigualdad, además de reconocer el destacado papel que desempeña la mujer rural, nuestro sector ha destinado específicamente 5 mil 965 millones de pesos en este año, a casi un millón de beneficiarias.
De la misma manera, queremos compensar la desigualdad que han sufrido nuestros pueblos originarios y para ello les hemos entregado apoyos por mil 68 millones de pesos para casi 320 mil beneficiarias.
Este gobierno prioriza en sus políticas públicas y en su operación, a los sectores de la población que más lo requieren, pero también apoyamos a los otros sectores de diversas maneras.
A través de nuestros programas de fomento, hemos hecho énfasis en la integración de diversas cadenas productivas ya que sabemos de la articulación entre la agricultura productiva e inclusión social, es fundamental para un desarrollo equitativo.
También es crucial zanjar las brechas en la productividad que padecemos y, al mismo tiempo, reducir la desigualdad social en los territorios rurales y costeros del país.
Sólo así, se podrá lograr un crecimiento económico en el sector primario y mayor bienestar para la población rural.
Convencidos de que es crucial mantener su capacidad productiva y su potencial exportador, acompañamos sector agroempresarial con diversos bienes públicos.
En coordinación con las secretarías de Economía y de Relaciones Exteriores, promovemos defendemos las exportaciones de todos los productores mexicanos en el marco del T-MEC, y con otros países colaboramos para abrir nuevos mercados y mantener la calidad y los servicios que les proporcionamos, sobre todo en el área sanitaria y de inocuidad.
Precisamente en este último tema y pese a las limitaciones presupuestarias, hemos mantenido la operación eficaz del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, principalmente con ahorros en gastos administrativos, el trabajo de SENASICA, que es vital para la seguridad nacional y, más aún, en la situación que estamos enfrentando.
Estimadas senadoras. Estimados senadores:
El presupuesto de Agricultura este año es de 44 mil 987 millones de pesos; lo estamos ejerciendo a cabalidad.
De estos recursos, el 68 por ciento fue asignado a los programas de subsidio, principalmente a los programas prioritarios de bienestar, a cargo de la SADER, a través de los cuales se entregaron apoyos directos productores rurales, principalmente de pequeña y de mediana escala.
Más importante que la cantidad es lamanera de ejercer los fondos que se nos confían.
Eliminamos gastos que no benefician a la gente, utilizamos mejor el capital humano del que disponemos, hacemos más eficiente la coordinación del sector, que la SADER encabeza, pero sobre todo ejercemos los recursos financieros con honestidad y evitamos la corrupción.
Paralelamente a los programas presupuestarios de la Secretaría, se apoya con bienes públicos a todo el sector productivo mediante seis organismos administrativos desconcentrados y 12 descentralizados, cuyas acciones se orientan en la misma directriz de los programas prioritarios y en torno a sus mismos propósitos.
Concluyo.
Durante las últimas décadas, el campo mexicano acumuló pobreza, marginación y desigualdad. Hubo beneficios para el país, sin duda, pero no para todos.
Es momento de que el Estado recupere su papel como promotor de un desarrollo inclusivo y sustentable, y, valga la redundancia, una política de Estado en esta materia, es el punto de partida para lograr autosuficiencia alimentaria y evitar depender de las importaciones.
Requerimos, además, una política de desarrollo con justicia para los ejidatarios, comuneros y pequeños productores, quienes aportan más del 50 por ciento de los alimentos que se consumen en el país y la gran mayoría de ellos viven en condiciones de marginación y pobreza. Hoy, en medio de la pandemia, han demostrado ser los héroes de la alimentación.
Esta transformación del agro mexicano y esta comprometida visión social, requieren del concurso del Poder Legislativo y de las entidades federativas que ustedes representan.
Todos aquí estamos convencidos de que el sector agropecuario y pesquero, ha sido y será un eje para el desarrollo económico y social de México.
En la continuidad del diálogo, que nos permite encontrar esa convergencia, me pongo a su disposición para responder a sus preguntas.
Por su atención, muchas gracias.